La acuaponía no es un invento de la modernidad, es una práctica ancestral
Acuaponics, reto al conocimiento de la Acuaponía
Por: Alexa Bajaire Lamus
En el marco del proyecto Acuaponía que adelanta la Universidad de Ibagué, y que será una realidad en el nuevo escenario denominado Colibrí (antiguo Cendes), Johann Osma Cruz, Felipe Sierra y María Lucía Puentes, docentes de la Universidad de Los Andes, así como la docente Liliana Delgadillo y el ingeniero Luis Eduardo Peña, de la Universidad de Ibagué, crearon el juego Acuaponics, el cual tiene como propósito que las personas al jugar se apropien de los elementos centrales de la Acuaponía, es decir, que el juego de mesa permita comprender y apropiar la lógica de un sistema acuapónico.
Para conocer si el juego cumplía su propósito del diseño se puso a prueba en un contexto de realidad, para que las familias tolimenses vean en la acuaponía una oportunidad de seguridad alimentaria y de emprendimiento familiar liderado por jóvenes. “Para conocer su validez didáctica y su intención pedagógica, se vio que Paz y Región era un buen escenario para que esa aplicación se llevara a cabo con actores de nuestros territorios”, afirma Mónica Álvarez, asesora de Paz y Región.
Los estudiantes de Paz y Región vinculados a municipios de Ambalema, Chaparral, Espinal, Flandes, Girardot, Honda, Melgar, Purificación y San Luis trabajan en la aplicación del juego, dentro de la metodología de aprendizaje, con el componente de comprensión del entorno. Se espera contar al final del semestre 2022 con 144 aplicaciones del juego, ya que en cada municipio tendrán lugar 18 partidas del juego con una participación de 3 jugadores. En cada municipio 54 personas van a jugar, distribuidas en 18 jóvenes, de 18 y 28 años; 18 adultos, de 28 a los 60 años; y 18 adultos mayores, de 60 años.
“Los estudiantes reciben un proceso de formación para poder liderar la mediación didáctica del juego: la explicación, la logística y el desarrollo de la partida y, paralelo al juego, diligencian un registro de observación con unas variables que, en este caso, tiene que ver con el tiempo que le toma a una persona ganar el juego”, explica Mónica Álvarez, quien expresa que “el ganar el juego significa que se comprendió la lógica del sistema acuapónico, ya que este tiene esa particularidad”. Cuando se sientan las personas a jugar no se compite con otro jugador, se compite contra el juego; es un reto al conocimiento. Por esto, cinco rondas pondrán a prueba a los jugadores para comprenderlo, “y hasta que no se complete cada nivel no se avanza y el jugador debe devolverse al nivel en el que se quedó”.
Experiencia con asociaciones
El colectivo de Mujeres Chaparralunas por la Paz entregó un balance muy positivo, porque lograron apropiar el juego. “Quien haya cultivado peces o plantas lleva una ventaja”, expresan, porque tiene la experiencia de las buenas prácticas de los cultivos tradicionales. De esta manera, la actividad dirigida por Paz y Región se convierte en aporte cultural en territorio, y aunque el juego de mesa no está muy arraigado en el contexto rural, Acuaponics resultó ser una oportunidad para conocer jugando el tránsito de un modelo de agricultura tradicional en tierra, a un modelo de producción de un sistema acuapónico.
Las mujeres chaparralunas en diez minutos habían terminado el juego, de hecho, María Jimena Figueroa, representante legal de la asociación, ganó con una ruta de inversiones que no estaba contemplada. “Es un juego muy interesante, de análisis, de toma de decisiones frente al tema de cultivo en acuaponía y de producción. Un juego didáctico fácil de entender”, expresó María Jimena.
Las mujeres chaparralunas en diez minutos habían terminado el juego, de hecho, María Jimena Figueroa, representante legal de la asociación, ganó con una ruta de inversiones que no estaba contemplada. “Es un juego muy interesante, de análisis, de toma de decisiones frente al tema de cultivo en acuaponía y de producción. Un juego didáctico fácil de entender”, expresó María Jimena.
El diseño del juego
Varias hipótesis tienen los profesores que diseñaron el juego, una de ellas, es que quienes tienen conocimientos previos de agricultura, poseen unas ventajas sobre el juego; también, que el trabajo en equipo colaborativo puede favorecer el desarrollo de juego, porque una de las aplicaciones combina tres grupos etarios: un joven, un adulto y un adulto mayor, y en vez de jugar cada uno con su tablero comparten el mismo y, colectivamente, deben ir tomando las decisiones: es un juego de rol de toma de decisiones.
El juego de Acuaponics que ya se puede descargar del micrositio creado en la web de la Universidad de Ibagué, se ha convertido en una experiencia enriquecedora para los jóvenes estudiantes de Paz y Región, y en una mediación didáctica con los habitantes del territorio tolimense. Como expresa Mónica Álvarez, durante la retroalimentación con los estudiantes: “Los juegos tienen un componente narrativo que las personas vinculan a sus realidades y contexto. Una buena opción de economía circular donde todo se aprovecha y nada se desperdicia. El juego enseña a tomar decisiones para el uso de la tierra, con muchas variables como el componente económico, las proyecciones de cuánto se puede invertir y ganar o el clima. Esta es una unidad productiva más familiar, que es lo disruptivo de la propuesta. Así, la economía familiar tiene otras variables que se contemplan en un juego y en la realidad, lo que puede traer grandes beneficios para la seguridad alimentaria”.
La acuaponía no es una novedad, retoma saberes ancestrales de comunidades campesinas e indígenas que ya han realizado este sistema acuapónico en el pasado. Ahora es un saber tradicional al que se le aplica una tecnología que quizá lo vuelva más eficiente o que optimiza su uso. María Jimena Figueroa, indígena de la etnia Pijao, de la comunidad Matora de Maito, Chaparral Tolima, plantea que sus ancestros producían alimentos en medios acuosos, porque tenían la creencia que la producción de alimentos en agua haría los alimentos más sanos. Por eso, la acuaponía no es un invento de la modernidad, es una práctica ancestral.
